La Vuelta de 2021, la opción lógica de Van der Poel

Van der Poel adelanta que su debut e las grandes vueltas tendrá que producirse tras los JJOO de Tokio

Mathieu van der Poel Amstel Gold Race 2019

Mathieu van der Poel celebra su triunfo en la Amstel Gold Race de 2019

Ya en un muy lejano 2014, con apenas 19 años y medio, Mathieu van der Poel se llevaba su primera victoria en una prueba de carretera en la categoría elite. Antes, todavía como júnior, ya había dado sobradas muestras de su calidad con triunfos como el del Grand Prix Rüebliland por delante del hoy casi inédito campeón del mundo Mads Pedersen, al que volvería a superar en la pelea por el arcoíris de la categoría en el Mundial de Firenze.

En 2014, ya como elite, inauguró su palmarés en la Ronde van Limburg (2.1) superando, ahí es nada, a corredores de la talla de Oliver Naesen, Jens Debusschere o Greg Henderson, que unos años antes ya se había impuesto en etapas de carreras como la Volta a Catalunya, París-Niza, o la Vuelta a España.

Llegó luego un largo periodo de sequía que se rompió en la Vuelta a Bélgica de 2017 para cimentar una evolución que le catapultó en un 2019 mágico hasta sus primeros triunfos World Tour en la A través de Flandes y, sobre todo, la Amstel Gold Race. Además, fue cuarto en la Gante-Wevelgem y la Vuelta a Flandes. Sólo el Mundial de Yorkshire, donde sucumbió ante la distancia y los elementos, supuso un claro fracaso.

Desde 2014 hasta hoy Van der Poel ha acumulado 22 triunfos como profesional y suscita una práctica unanimidad a la hora de señalar que esos son sólo el prólogo de lo que está por venir. Por ello, cuando anunció que en este 2020 quería debutar en las grandes vueltas fueron muchos los que salivaron pensando en el espectáculo que podía dar el neerlandés en la Vuelta a España, prueba inicialmente escogida para esa primera vez.

Alpecin-Fenix se le queda pequeño

Pero su Alpecin-Fenix, al que ASO, RCS y Flanders Classics invitan con los ojos cerrados para sus pruebas de un día, no recibió la wild card para la ronda española. Luego, cosas de este 2020 tan raro que estamos viviendo, soñó con el Tour de Francia, pero tampoco pudo ser.

Ahora, como contábamos hace sólo dos días, afronta un calendario otoñal e invernal prácticamente imposible. A sus 25 años el tiempo comienza a apremiar y, por primera vez en todo este tiempo, se hace evidente que el Alpecin-Fenix puede habérsele quedado pequeño a Mathieu van der Poel, incapaz de garantizarle su presencia en las tres grandes.

El corredor no se muestra preocupado por ello. Por ahora, tiene otras cosas en mente. Van der Poel está feliz allí porque nadie discute su deseo de seguir combinando ruta, ciclocross y MTB. Además, su sueño olímpico, aplazado ahora a 2021, le mantiene motivado e ilusionado, pero el próximo mes de enero cumplirá 26 años y seguirá sin tener asegurada una plaza en el Giro, Tour o Vuelta de 2021.

En declaraciones a Wielerflits Van der Poel vuelve a insistir en su idea de no retrasar más su debut en las tres semanas y ya hace planes para la que será la siguiente gran etapa de su carrera deportiva, que comenzará cuando haya cumplido su deseo de disputar el oro olímpico.

Así las cosas, el propio Van der Poel explica que “el año que viene creo que será posible encajar las piezas del puzle de tal manera que pueda disputar los Juegos y una gran vuelta”. Para ello, además de una invitación, necesitará jugar bien sus cartas porque “las clásicas son irrenunciables para mi”.

«La vuelta que corra será después de los JJOO»

Así pues, si Van der Poel quiere, como ya dijo que haría, disputar a tope el calendario otoñal de 2020 y, acto seguido, lanzarse al barro del ciclocross en busca de un nuevo Mundial, tendrá que planificar muy bien su descanso antes de la campaña primaveral de clásicas. Por ello, el Giro de Italia queda descartado. “No sé cómo reaccionará mi cuerpo a un esfuerzo de tres semanas, por lo que sería un riesgo muy grande pensando en los Juegos”.

Por todo ello, Van der Poel considera que “la gran vuelta que corra tendrá que ser después de los Juegos Olímpicos”, lo que supone que la mente del neerlandés se fije, como era su plan inicial en este año ahora en pausa, en la Vuelta a España.

En cualquier caso, esto no es, por ahora, más que un deseo de un Van der Poel que volverá a enfrentarse a los mismos problemas que en 2020: la necesidad de que Alpecin-Fenix consiga una invitación de una organización que, como ya ha demostrado este año, tiene muy complicado dinamitar el ciclismo de su país –y más con la que está cayendo y caerá– dejando fuera a más equipos de los estrictamente necesarios.

Sin embargo, la crisis del coronavirus podría suponer la gran oportunidad de Van der Poel. Con varios equipos World Tour pasándolo realmente mal, no es descartable que Christoph Roodhooft, mánager del conjunto belga, pueda llegar a algún acuerdo de fusión o compra de licencia con Astana, CCC o cualquier otra escuadra necesitada de efectivo.

En cualquier caso, todo esto no son más que conjeturas. Lo único cierto a estas alturas es que si Van der Poel quiere, efectivamente, debutar en una prueba de tres semanas en 2021 y hacerlo después de los Juegos Olímpicos, la Vuelta a España volverá a ser la opción más lógica.

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